Isabel Berná Navarro. Práctica 2 .La mirada del otro #INVTICUA21. COVID sucks.
Foto copyright: Netflix.
Son las 8:45pm y el día parece
que no se acaba nunca. Termino de cerrar los libros después de hacer los
deberes que la profe de mates nos ha mandado y la cabeza me va a estallar. Las
matemáticas nunca han sido lo mío pero es que ahora que no vamos a clase es
mucho peor. No me entero de nada y mucho me temo que me van a caer este año.
Estoy súper desmotivada, a mis 15 años debería estar saliendo los fines de
semana con mis amigas y tratando de experimentarlo todo, de comerme el mundo
pero en vez de eso me ha tocado vivirlos confinada, subiéndome por las paredes
de mi habitación de 2x3m² que aún es mucho mejor que aguantar a… Mi madre acaba de
tocar a la puerta de mi habitación (por lo menos esta vez ha tocado). Me
pregunta si he leído hoy, le digo que no he tenido tiempo y tuerce el morro. ¿ES
QUE NO ENTIENDE LA CANTIDAD DE COSAS QUE TENGO POR HACER? ¿POR QUÉ LEER TIENE
QUE SER UNA MÁS? Saldré a cenar y volveré a leer un rato el libro para la de Lengua
que tengo abandonado.
Son las 10:05pm y estoy tumbada
en la cama tratando de entender El Lazarillo de Tormes. Será una versión
adaptada pero… ¿por qué tenían que escribir de manera tan enrevesada en aquel
entonces? ¿Y por qué tenemos que leer libros que no tienen nada que ver con
nosotros hoy en día? Supongo que porque son clásicos y eso los hace
incuestionables. En fin, no hay mucho que pueda hacer al respecto porque va a
caer en el examen pero ojalá los profesores pensaran un poco más en nosotros
los pobres sufridos lectores y nos mandaran libros para leer como…no sé…como La estrategia del parásito de César
Mallorquí. Ese sí que es un libro que te engancha y que no puedes dejar de
leer. O Morder la manzana de Leticia
Dolera. Este lo acabé hace un par de semanas. Me lo había regalado mi prima en
navidades y me daba mucha pereza leerlo pero una vez empecé no podía parar; aprendí
tanto sobre el movimiento feminista y cuánto nos queda por cuestionar…Creo que
es un libro que se debería leer en todos los institutos.
La verdad es que no soy mucho de
leer. Cuando era pequeña sí me gustaba, mis padres me leían tanto en inglés
como en español. Aún recuerdo los trabalenguas del Dr Seuss (¡y eso que ahora
parece que los van a quitar del mercado por tener contenido racista! ¿Ves todo
lo que nos queda por cuestionar?), los clásicos de Roald Dahl o los libros de Gerónimo
Stilton. No sé cuándo perdí el gusto por la lectura, puede que a la vez que
comenzaron a obligarme a ello y a medida que mi mundo se tornaba mucho más visual.
Ahora conecto en un nivel mucho más profundo con las series, sobre todo en
Netflix. Y sí he visto las típicas de adolescentes que ve todo el mundo como Élite o las películas de A todos los chicos de los que me enamoré
pero a mí me han gustado muchísimo más The
end of the f***ing world o Atypical.
Los personajes tienen muchas capas y a veces siento que me están hablando a mí,
puede que porque no tengo a mucha gente más con la que hablar aquí encerrada.
Si quiero ya evadirme del todo busco series anime como Noragami o
Me rindo con el Lazarillo, lo
tiro al suelo sabiendo que si mi padre lo ve allí me caerá una bronca. Me pongo
los cascos y mi playlist de canciones deprimentes en Spotify. Mañana será un
nuevo día y a la vez el mismo.
Comentarios
Publicar un comentario