IRENE SOLER PORTA. PRÁCTICA 8. RRSS DE LECTURA.

Hoy me he unido al blog temático de LIJ: Leoteca, el cual me parece una herramienta de lo más útil, pues no solo puedes ver las recomendaciones de otros lectores, sino que también te permite compartir espacio con tu propio grupo de alumnos y que envíen a través de su sistema de buzón sus propios trabajos.

Para iniciarme en Leoteca he comentado uno de libros que más me llegó al corazoncito el cuatrimestre pasado en la asignatura de Formación del Lector: Kakfa y la muñeca viajera de Jordi Sierra i Fabra. 



Sin embargo, por su extensión no me ha dejado compartir entera en este blog la reseña que diseñé, por lo que la incluyo a continuación:

Kafka y la muñeca viajera es una obra más del gran elenco de narrativa juvenil del autor catalán Jordi Sierra i Fabra publicada en la colección Las Tres Edades por la editorial Siruela en 2006. No obstante, no por ser una obra más de los más de 400 libros a la venta de Sierra i Fabra carece de la calidad literaria que le caracteriza, sino que, de hecho, a sus 59 años y tras ser nominado anteriormente varias veces, con esta novela consiguió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2007. En este relato Sierra i Fabra se pone en la piel de Kafka para revivir y reescribir una de las historias o leyendas que, tras el fallecimiento del escritor checo, ha quedado viva gracias al recuerdo de Dora Dymant.

Se cuenta la historia de cuando un día -como otro cualquiera- paseando por el parque Steglitz Kafka se topa con el llanto de una niña. El motivo: la pérdida de su muñeca con la que había estrechado fuertes lazos. Kafka sin poder permitirse la tristeza de aquella niña llamada Elsi decidió aprovechar su capacidad de escritura para poner en marcha un plan, cuyo objetivo sería que aquel adiós no fuera un motivo de tristeza, sino de felicidad y progreso vital. Sería cartero de muñecas y cada noche escribiría una misiva para al día siguiente dársela a Elsi. En ellas, como si fuera la propia muñeca, evocaría toda clase de experiencias, aventuras y peripecias que una muñeca viajera puede vivir alrededor del mundo. Poco a poco la felicidad de Brígida, la muñeca, se convirtió también en la de Elsi y tras tres semanas de encuentros, siempre en el mismo banco, conseguiría que su pérdida no fuera una pérdida, sino un despido en el que la memoria y la imaginación lograran mantenerlas juntas de por vida.

De manera que esta obra se convierte en una paradoja en tanto que Kafka asume el rol de un cartero de muñecas y Jordi Sierra i Fabra pone letra y voz a unas cartas que, a pesar de los intentos de varios investigadores, nunca aparecieron. Así pues, se trata de una historia a caballo entre la ficción y la realidad tanto en plano textual como en el marco editorial, ya que por un lado Kafka inventa todo un mundo imaginario dentro de aquel contexto tangible del parque y, por otro lado, como hemos comentado, Jordi Sierra i Fabra reconstruye los sentimientos y reflexiones del escritor de La metamorfosis.

A colación de esto cabría comentar que la justificación de Kafka para el uso de la fantasía no reside en el hecho de que Elsi cese de llorar, sino que él, comprendiendo porque se encuentra en ese estado, hace empleo de la literatura para que pueda enfrentarse a la nueva realidad. De modo que juega a que no todo es lo que parece y la realidad es muy diferente a la que Elsi vive y siente. En palabras de G. Martín Garzo: “la realidad necesita de la fantasía para poder ser deseable, la fantasía de lo real para poderse compartir con los demás”. (Sierra i Fabra, s.f., 13)

En este sentido el aprendizaje literario que se puede extraer de la novela es que la propia literatura, el mundo interior, la creatividad y la imaginación son recursos innatos de los niños para enfrentarse a los miedos o a situaciones duras como la pérdida de un ser querido y Kafka lo que hace es explotarlo. Por ello, cuando Elsi cree en el mundo de hadas pasa de perder a despedir:

 

Algún día, cuando deje de escribirte, las dos sabremos que la una sin la otra no habríamos llegado nunca tan lejos. Viviremos cada cual en la memoria de la otra. Y eso es la eternidad, Elsi, porque el tiempo no existe, más allá del amor. (Sierra i Fabra, 2006, 99)

 

Solo de este modo Elsi entiende que la libertad de su muñeca es gracias a ella, que su felicidad es también la suya y que siendo egoísta no hará más que estancarse en su desamparo o desconcierto cuando realmente la vida “representa ir hacia delante, aprovechar cada momento, cada oportunidad y cada necesidad”. (Sierra i Fabra, 2006, 52)

En otro orden de cosas, en la edición que manejamos el texto va acompañado por unas ilustraciones a cargo de Pep Montserrat. Estas ilustraciones a pesar de ser sencillas aportan un significado sensorial a las palabras, especialmente el color, puesto que que imprime un rico simbolismo a lo largo de todo el relato. Ese matiz frío, algo sombrío y sobrio aúna y refleja el clima de Berlín y el carácter de Kafka, pero a su vez las pinceladas de rojo del final como el vestido de la muñeca o las hojas caídas conectan con la ternura que la historia refleja. Asimismo, apreciamos como las ilustraciones tienen cierto aire o apariencia de vejez lo que fomenta que el lector se inserte más en el contexto de aquel 1923.

            Con todo, estamos ante una novela cuya sencilla y lineal composición nos suscita tras su lectura una serie de preguntas de complejo razonamiento como ¿sucedió realmente lo que se cuenta?, ¿la fantasía es un refugio del dolor?, ¿en qué momento abandonamos la inocencia?, etc. Por ello considero que, además de ser una posible lectura para aquellos adultos que quieran volver a ser niños o para aquellos que, en ocasiones, puedan desmerecer el problema de un niño, ha de estar enfocado en adolescentes con un nivel lector alto, es decir, en 4ºESO. Asimismo, además del debate postlectura, se podrían realizar algunas actividades como hacer una versión teatral, seguir en un mapamundi los lugares que visita Brígida o tomar el papel del cartero y escribir una nueva carta contando una nueva aventura en un exótico país.

En conclusión, Kafka y la muñeca viajera saca el lado más puro e inocente de cada lector, igual que Elsi es capaz de mostrar al lector un carácter entrañable y divertido de Kafka poco consonante con los ejes temáticos de sus novelas ilustres. Es una historia de literatura dentro de otra que aboga por los mundos fantásticos y los sueños porque “son la base de la vida. Sin sueños no somos más que cuerpos perdidos que vagan por lo cotidiano”. (Sierra i Fabra, 2006, 97)

 


Bibliografía:

SIERRA I FABRA, Jordi. Kafka y la muñeca viajera. (2ªed.). Colección Las Tres Edades, Siruela, Madrid, 2006.

SIERRA I FABRA, Jordi. Kafka y la muñeca viajera. Invitación a la lectura de MARTÍN GARZO, Gustavo. Colección Escolar 40 (Literatura), Siruela, s.f. https://www.siruela.com/archivos/fragmentos/Kafka_y_la_mun771eca_viajera.pdf


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