3 RELATO LITERARIO. CONSTELACIONES RAPUNZEL.UA

 


RELATO LITERARIO: RAPUNZEL A TRAVÉS DEL ESPEJO.

Marga (1) suspiró frente al espejo. Definitivamente no tenía remedio.

La verdad es que no lo había llevado bien. Parecía que llevara años encerrada en su piso (2) de 45m y apenas hacía 54 días. 54 días de confinamiento forzado, levantándose sin ganas ni propósito, cambiándose de pijama, haciendo la misma rutina de trabajo, obligaciones y llamadas de Zoom. A veces, para animarse ponía la música a toda pastilla mientras limpiaba la casa y cantaba a todo pulmón (3) pero Lucho José (4), su portero había subido un día para dejarle bien claro lo que la comunidad pensaba de su rendición de Golden de Harry Styles, obedeciendo la distancia de seguridad, por supuesto, y ese había sido el final de su carrera como solista.

Marga era demasiado educada y llevaba toda la vida acostumbrada a hacer lo que se esperaba de ella sin aspavientos ni rechistes: por eso había soportado el perejil (5) que odiaba y que su padre ponía en todas las comidas, o los motes que su vecina inglesa insistía en encasquetarle  como Goldilocks o Blondie (Marga sospechaba que después de vivir puerta con puerta toda su vida, su vecina seguía sin aprenderse su nombre), o morirse de sueño porque no podía acostarse sin que su madre le peinara cien veces su larga cabellera dorada.

                                        

La madre de Marga, propietaria de un salón de belleza (6), formaba parte de la larga tradición de mujeres que creen que el pelo es la fuente principal de la belleza y el poder  femeninos (7). Cuando Marga era pequeña, su madre pasaba horas y horas peinándola, repitiéndole una y otra vez lo agradecida que debería estar la niña por esos cabellos de diente de león (8) que la conducirían sin lugar a dudas al éxito y lo importante que era por ello que se mantuviera alejada de los niños que jugaban en su calle, a los que ella tanto envidiaba, no fuera a ser que le pegaran piojos (9), el sumun de las desgracias para su progenitora. Aún hoy en día podía sentir el movimiento rítmico de las manos de su madre sobre su cabeza, controlándola con sus manos, limitando su libertad y su futuro al brillo de su pelo.

Ahora ya no había niños en la calle y su única compañía era su gata Gina (10), si una gata puede ser de mucha compañía. Debería haber sospechado de la decadencia de su cordura cuando bautizó a su robot aspirador como Cassandra (11) pero la verdad es que todo apuntaba hacia lo contrario. Marga estaba acostumbrada a la soledad, al fin y al cabo su trabajo como ilustradora de cuentos infantiles (12) no le exigía un contacto constante con otras personas. Prefería vivir sola a compartir piso y su pasatiempo favorito hasta entonces había sido contemplar el espacio (13) con su telescopio  desde su balconcito y preguntarse cómo sería vivir en otro planeta, sin vecinas cotillas, porteros metomentodo ni madres satélite.

Todo lo que era y lo que le habían enseñado debería haberla preparado para sobrellevar la situación con dignidad y paciencia mariana pero la verdad es que se había hartado (14).

                                                     

Estaba hasta el moño de hacer abdominales con Cesc Escolá, de hornear bizcochos por aburrimiento y con culpabilidad, de las noticias y sus datos abrumadores, de los aplausos a las 8pm, de las video llamadas y sobre todo de los sérums, los acondicionadores, las mascarillas, las ampollas de vitaminas y las horas irrecuperables que cada semana consumía el cuidado de su pelo, porque, sencillamente, NO TENÍA NADA MEJOR QUE HACER.  Por eso lo había hecho y ahora no tenía remedio. Se observó en el espejo mientras los espasmos que agitaban su pecho ascendían por su cuerpo hasta llegar a su cara, deformándola en una mueca de risa histérica. “Mi madre me va a matar”- pensó aún atónita mientras se arrodillaba en el suelo, riendo, rodeada de lo que había sido su glorioso cabello que ahora yacía inerte, desamparado, perdido el poder sobre ella (15).


Referencias:

1.       Forsyth, K., (2015), Bitter Greens. St. Martin's Griffin

2.    De Caumont de La Force, C.R., (1698). Persinette.

3.    Grimm, J., & Grimm, W.,  (1ª versión 1812 y 2ª versión 1857), Rapunzel en Kinder- und Hausmärchen.

4.       Canetti, Y., & Vazquez, E., (2009). La peluca de Rapunzel. Lectorum Publications.

5.   Basile, G., (1634). Petrosinella en Lo Cunto de li Cunti .

6.       Oksanen, S., (2020). Norma. Salamandra.

7.     Simbología de la cabellera femenina (en particular rubia) en la Biblia y en la literatura del Siglo de Oro (Garcilaso, Quevedo, etc)

8.   Sexton, A., (1971) "Rapunzel" [poema] en Transformations. Houghton Mifflin

9.     El Hematocrítico, (2018). Rapunzel con piojos. Anaya.

10.   Braswell, L., (2021). What Once Was Mine. Disney-Hyperion

11.   Howland, L., (2018). Rapunzel y la laguna perdida. Disney Libros.

12.   Dell’Orto, F.,  (2018). Rapunzel. Editorial Edelvives.

13.   Meyer, M., (2016) Cress.(Las crónicas lunares 3). Montena.

14.   Gill, N., (2018). Fierce Fairytales: Poems and Stories to Stir Your Soul. Hachette Books

15.   Sanromà, M. A., (2010). Y Rapunzel se cortó la melena. Edebé.

 

Referencias adicionales

 - Primera foto: (2008) campaña publicitaria de Pantene en Toronto, Canadá.

      -  Título: Carrol, L. (1871). Alicia a través del espejo.

       -  Harry Styles. (2020). Golden en Fine Line.

     - Goldilocks (Ricitos de Oro), cuento de hadas británico del siglo XIX. El cuento ha tenido muchas versiones pero la niña aparece nombrada como tal por primera vez en English Fairy Tales  de Flora Annie Steel (1918).

       - Blondie (rubita, también en referencia al grupo de música homónimo).

       - Segunda foto: (2010) fotograma de la película Enredados, Walt Disney Studios Motion Pictures.

       - Tercera foto: sacada del artículo de Young, M. (2020, 24 mayo). Quarantine Was Driving Me Crazy — So I Decided to Lose My Mind on Purpose. The New York Times. https://www.nytimes.com/interactive/2020/05/11/magazine/quarantine-insanity.html


 

 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares