ALFONSO FERNÁNDEZ CASTILLO. PRÁCTICA 11. EDUCACIÓN 2030. #INVTICUA21

Querido diario, 

Te escribo desde un aula oscura y silenciosa. La tutora nos ha pedido, en este día tan especial, que nos adentremos en el mundo de Star Wars Episodio XXXII con las gafas que todos tenemos conectadas al pupitre. En estos momentos, noto cómo mis amigas se abstraen entre mundos virtuales mientras yo camino por la sala escribiendo sin que nadie se percate de ello. Esto de las nuevas metodologías, la gamificación y el aprendizaje lúdico se nos ha ido de las manos. Los estudiantes acatamos las órdenes fácilmente porque, claro, nos cuentan que antes las clases eran teóricas y aburridas, y que ahora no podemos quejarnos de nada. Al principio, me creí el mensaje que intentaban vendernos sobre todo las editoriales modernas que salieron al mercado no hace mucho con el fin de acabar definitivamente con el papel (y vaya si lo han conseguido...). Pero estoy empezando a añorar la voz de las personas en directo y el roce de esas páginas de libros que mi abuela me solía recitar y que en la actualidad la sociedad ha decidido quemar. Acepto las consignas a favor del medioambiente, pues los árboles ya no han de proporcionarnos la celulosa de manera indiscriminada. También me gusta la comodidad de mi tablet y mis consolas de última generación, pero, no sé, en la actualidad parecemos menos humanos y más máquinas sin cerebro.

En fin, aquí ya no queda nada de lo que antaño considerábamos escuela. Ahora, por ejemplo, los profesores imparten las clases desde casa. Sin embargo, a nosotros, los adolescentes, nos obligan a venir al centro porque los adultos piensan que todavía somos capaces de interactuar entre nosotros. Pero entre que cada uno se coloca enseguida sus aparatos electrónicos en el horario lectivo y durante el recreo la mayoría se encierra en las salas de videojuegos, nadie entabla ninguna conversación como las que se daban antes. Ni siquiera está ya el simpático bedel en la puerta para saludarte porque lo han sustituido por un robot que simplemente dice "Bienvenidos", "Hasta la próxima" y "Tira tus alimentos al contenedor adecuado". Bueno, creo que en época de exámenes también suelta "Que la fuerza os acompañe" o algo así. Tampoco hay director porque los colegios se han centralizado (como casi todo en esta vida), por lo que las decisiones se toman desde un país europeo de cuyo nombre ni me acuerdo. 

Sé que mi padre, profesor que ha experimentado el cambio y siempre dice que lo apoya fervientemente, rechaza ese ruido constante que había en los centros aduciendo que no le permitían concentrarse. Pero es que ahora no se oye nada. Y yo prefiero cualquier sonido que el vacío. Ni siquiera en la asignatura de Fútbol Virtual podemos salir a tocar una pelota y chutar a portería. No. En vez de eso, seguimos encerrados en nuestras aulas para aprender a jugar al Fifa y a movernos con un mando que incorporamos a nuestro brazo. Es que no entiendo los beneficios de todo esto. Vale, sí, rebajamos la contaminación acústica al llevar cada uno sus auriculares y dejamos un poco en paz a los árboles con el tema de la eliminación total del papel, pero... ¿Dónde está la conexión entre el humano y la naturaleza? ¿Por qué los estudiantes hemos aceptado este circo sin rechistar? ¿Acaso la escuela tiene que ofrecernos ocio? ¿No venimos aquí a recibir conocimiento? A mí me gustaría buscarlo fuera, en el mundo real... De hecho, me voy (aunque me pongan falta de asistencia y después no pueda responder al cuestionario interactivo de YouTube sobre el enésimo capítulo de Star Wars). 

Me da igual. Dejo el colegio. Si hay alguien por ahí, en la nube, que piense como yo, que sepa que no está solo. Que todavía existe gente que añora el papel y las conversaciones en persona. Aunque claro, si salgo del aula, sonará la alarma y apareceré en ese tubo extraño que te manda de vuelta a la clase. Si es que no hay escapatoria: somos prisioneros de la tecnología y del entretenimiento en las aulas. 

Necesito un libro aburrido o un profe que me cuente algo intrascendente. Ayudadme, por favor...

Alicante, 4 de mayo de 2030

Fdo: Mikasa Fernández Rodríguez

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