ISABEL BERNÁ NAVARRO. EDUCACIÓN 2030.
Corre el año 2030, la educación se ha privatizado como único medio de supervivencia. La tecnología definitivamente ha tomado el mando y la única manera de los colegios públicos de poder seguir su ritmo tiránico ha sido la venta al mejor postor. Ahora los centros están bajo el dominio de sus patrocinadores, cuánto más grande la multinacional mejores instalaciones para un centro en el que la asistencia no es obligatoria y el aprendizaje mayoritariamente independiente. Los alumnos y las alumnas que asisten se reúnen en work hubs donde pueden tumbarse en cómodos pufs, mientras sorben sus pumpkin spice lattes y comparten ideas, si es que a darse palmaditas en el hombro se puede llamar compartir ideas.
La cultura del debate positivo se ha perdido y el mundo se
divide socialmente de acuerdo a si estás de acuerdo conmigo o no. Por supuesto,
la escuela reproduce estos parámetros sociales. Sin embargo, no todo es
negativo. La individualidad ha facilitado un proceso de autoconocimiento mucho mayor
y con ello el desarrollo de la creatividad y del concepto de la unicidad, de
modo que los alumnos y las alumnas ya no buscan encajar ni con un grupo de
iguales ni de cara a un futuro laboral. Se lleva la diferencia y se aspira a
descubrir el potencial individual: qué puedo hacer yo que nadie más puede y
cómo puedo dejar mi marca personal en el mundo.
En cuanto a los docentes han pasado a ser un grupo de consultores y coaching mentors cuya función es una mezcla del maestro Yoda, wikipedia y Mr.Wonderful y que se basa en proporcionar píldoras de sabiduría en un lenguaje enrevesado y siempre positivo tras un halo de misterio.
El mundo se rige por líderes que hablan exclusivamente en consigna, ya nadie se toma el tiempo de escuchar a los demás, la empatía pasó de moda y el individualismo está en alza lo que ha creado una sociedad de seres aislados, atrapados en burbujas de autocomplacencia donde el espacio personal es tanto físico como mental y la escuela, como reflejo de la sociedad, agoniza a pasos agigantados, olvidados ya los valores en los que se fundaron.
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